miércoles, 25 de marzo de 2020

Los Dominicos y la defensa a los aborígenes, consecuencias 1511




 El gobierno de Diego Colón confrontó problemas con la Orden de los dominicos, que asumió la defensa de los aborígenes, para de esta entrar en contradicción con la de los franciscanos que era indiferente con la situación imperante, o sea, la explotación de los indígenas.

Los sacerdotes que iniciaron la lucha en favor de los explotados fueron  Domingo de Mendoza, Pedro de Córdoba,  Fran Antón de Montesinos  y Bartolomé de las Casas.
Este ultimo llego a la isla con la intensión de hacerse rico y luego de participar en las matanzas de indígenas en Xaragua e Higuey  desistió de sus propósitos y tomó los hábitos.

La oposición al maltrato que recibían los aborígenes se manifestó en el famoso, Sermón de Adviento  o Sermón de Montesinos, en el que se proclamó desde el púlpito que los indios eran libres por naturaleza y por derecho.
El pronunciamiento, como era de esperarse, disgusto profundamente a los colonos y hasta a los de la Orden de San Francisco, quienes pidieron a los dominicos que se retractaran.

Sin embargo, éstos ( los seis que integraban la Orden) ratificaron su posición, a través del mismo Montesinos el domingo siguiente, por lo que colonos y sacerdotes, éstos últimos por medio del Fray Alonso Espinal, viajaron hacia España para poner en conocimiento del Rey Fernando la actitud de los dominicos en contra de la explotación de los aborígenes.

El monarca, como era de esperarse, apoyó a los en comendaderos y  a los religiosos franciscanos y dispuso la deportación de los dominicos de La Española si éstos persistían en sus empeños de defender a los aborígenes.

Los religiosos se vieron obligados a abandonar su lucha en La Española, pero la mantuvieron en la Corte hasta lograr que el monarca dispusiera la creación de una junta de letrados para analizar la situación de los indígenas



Las Leyes de Burgos

Una de la primera consecuencia del sermón de Montesinos fueron las Leyes de Burgos, que no fueron más que un mamotreto jurídico en la que se establecían una serie de obligaciones con el alegado propósito de que los aborígenes recibieran un trato humano y fueran evangelizados.

Las Leyes, promulgadas en 1514, se conocieron en La Española cuatro años después, es decir en 1518 cuando prácticamente la población indígena había desaparecido y era sustituida por la negra.

De acuerdo a las disposiciones, las autoridades coloniales debían tratar a los indígenas como seres humanos, lo que iba en contraposición con los intereses de la Corona  en momento en que los en comendaderos, que se encontraban en la isla, estaban deseosos de abandonarla y lo único que se lo impedía era su condición de esclavista frente al indígena.

Los repartimientos de Alburquerque

La segunda consecuencia del indicado sermón de Adviento fueron los repartimientos de indios realizados por Rodrigo de Alburquerque, alcaide de una fortaleza, y constituyeron la primera reacción de los colonos antes las señaladas disposiciones.
as Leyes de Burgos no fueron aplicadas en la Isla La Española, puesto que Don Rodrigo de Alburquerque, maniobro con los funcionarios del Rey, con el objeto de que el gobernador Diego Colon, no tuviera la facultad de realizar las reparticiones. Rodrigo de Alburquerque logro su objetivo, y al retornar a la isla acompañado del Licenciado Pedro Ibáñez Ibarra, trajo consigo la facultad de realizar las reparticiones que deseara. El alcalde dispuso de las direcciones de los nuevos repartimientos.

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